Mi obra surge de una necesidad de equilibrio y conexión entre dos mundos, la utilizo como medio para expresar estados mentales a través de un lenguaje protagonizado por el color y la abstracción.
En la presente serie, los colores se agrupan para formar una unidad, separando la figura del fondo, dando lugar a pequeñas Criaturas que, por lo general, flotan como pequeños mundos o representaciones abiertas a la imaginación. Internamente se ve como los fragmentos se van uniendo unos con otros y generando geometrías internas, y dando cierto orden.
Estas Criaturas son como niños, que intentan con su presencia conectarme con lo inmediato, dar alegría y tranquilidad. Algunas son extrovertidas, sueltas, frescas y contienen mayores tensiones; mientras que otras son más equilibradas, quietas, y contienen mayores silencios. La paleta va definiendo su carácter. Tanto unas como otras se comunican de la misma forma, sencilla, clara y universal.
Durante el tiempo que fueron pintadas, en plena pandemia donde por momentos todos fuimos uno, sufriendo la distancia, incertidumbre y el miedo a la muerte, que paso de ser algo lejano para caminar cerca nuestro, fueron mis compañeras y me sirvieron como refugio, una especie de jardín interno, donde pude descansar y conectándose con humildad a la naturaleza de las cosas y su/nuestra vulnerabilidad; cuestionando la creencia de que somos Creadores, para recordando que somos solamente Criaturas.