Cada una de estas obras de pequeño formato (35 x 25 cm) guarda una vibración silenciosa. Son composiciones íntimas, donde el color se despliega sin apuro, como un recuerdo que vuelve sin ser llamado.



Las formas se tocan, se rozan, se escuchan. A veces el contraste aparece como un leve impulso, para darle al color una presencia más viva. Nada es rotundo: hay matices, pausas, susurros.



Pequeñas vibraciones es una serie hecha para ser sentida más que interpretada. Fragmentos de una sensibilidad que se dice sin palabras.